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La pintura no se inventa....Es
en vano que el artista pretenda ser “original”. Y además,
es lamentable y a veces enfermizo. La originalidad nos llega sin
darnos aviso. Es como un maná que se nos cae encima, que
nos baña, sin que seamos concientes. El pintor nunca repara
en que está pintando un buen cuadro; recién se da
cuenta cuando lo finaliza. Tenía razón Castagnino
cuando decía: “Hay que pintar, pintar mucho,...hay
que estar siempre con el pincel en la mano,...por ahí pasa
no se qué...y sale un buen cuadro”.
Además, para lograr ser original, hay que “creer”
en el arte. Y muchas veces vemos cuadros, en los que intuimos la
falta de convicción de quien los pintó.
Siempre he pintado
paisajes. A veces logrados, con “vuelo”; otras, no.
Como corresponde a toda tarea humana, y más aún a
lo imponderable del arte y por ende a su realizador, el pintor.
He pasado muchas horas pintando al aire libre; inefables horas,
besado por el sol y acariciado por el viento. Hace muchos años
dejé de hacerlo, y mis paisajes comenzaron a ser la sumatoria
de tantos otros. Ahora son la síntesis de mis recuerdos,
y ni yo mismo distingo cuanto tienen de real y cuanto de imaginario.
Así es como he llegado a convencerme de que la pintura
se inventa todos los días.
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OPINION II
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EL ARTE ACTUAL Y SUS DESVIACIONES
¿Arte o espectáculo?
Las fronteras del arte se desvanecen.
Los campos que abarcaban las diversas expresiones artísticas
hasta finales de la década del 50’, han ido cambiando
y se han multiplicado de tal manera que la clásica división
de las artes plásticas ha perdido vigencia. Hasta esa época
-pasando por alto el dadaísmo, que más que corriente
artística fue filosófica y de carácter contestatario-
los artistas pintaban, esculpían, grababan, hacían
collages.
En la actualidad
se suceden muy diversas e insólitas propuestas, por medio
de novísimos métodos y sistemas y realizados con
los materiales más heterogéneos. Ya es historia
antigua que un hombre se haya seccionado un dedo y con su sangre
manchado una tela y fuese considerado artista. O que otro haya
pintarrajeado a una mujer desnuda para que luego rodara sobre
una tela. O que la Tate Gallery haya pagado miles de dólares
para comprar como obra de arte excremento humano. La cuestión
ahora va mucho más lejos y depara un insospechado futuro.
En el presente, no habiendo aún asimilado la enorme variedad
de expresiones, el arte se expande y se interrelaciona cada día
más con otras manifestaciones que son en principio extra-artísticas.
En un pasado
no tan remoto, las transformaciones que sufría el arte
o los grandes cambios que daban origen a corrientes, escuelas
o tendencias podían estar a cargo de un artista, que, individualmente
y por sí mismo, trastocaba el orden artístico; como
fue el caso de Picasso, Dalí, Mondrian, Pollock, entre
otros. A veces podía ser un grupo de inquietos jóvenes.
Pero en la actualidad los cambios en el arte, son verdaderas dislocaciones
o trastocamientos, como producto y expresión de la cambiante
sociedad considerada como un bloque unificado, según los
sociólogos innegablemente masificado y hedonista, motorizado
por los medios de comunicación y éstos
guiados por el marketing, que a su vez dirige
los pasos del mercado consumidor.
Desde otro
punto de vista, la creciente individualidad en
la creación da pie para que haya tantas “corrientes
o tendencias” como artistas existan; mientras que la masificación
se concreta y toma cuerpo en el grupo social, apareciendo como
“masa espectadora”, sujeta entonces a los vaivenes
de la moda. Las páginas de diarios y revistas que reseñan
la actividad artística y las inauguraciones lo demuestran:
aparecen las fotos de los “personajes del momento”,
pero no las obras. Así, lo que debería ser un acontecimiento
artístico, resulta ser un mero hecho social, y finalmente
el arte deviene espectáculo.
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OPINION III -
LOS CIELOS Y SOLES DE MI PAÍS
Mi pintura
ha ido cambiando a través de los años, como yo mismo
habré cambiado. Al principio el tema era mi ciudad natal,
Buenos Aires, con sus calles empedradas y sus antiguas casonas:
una arquitectura que ahora comienza a despertar interés.
Luego fueron los cafés con sus mesas gastadas y los billares
con sus trasnochados billaristas. Mis viajes por el mundo tuvieron
como resultado otras visiones: antiguas aldeas europeas, canales
venecianos o playas tropicales; todas ellas se plasmaron en cuadros,
siempre coloridos, siempre sensibles.
El paisaje nunca
había estado ausente: por el contrario, son incontables las
horas que habré pasado entre la naturaleza, pintando con
el fervor que se acrecienta cuando el viento y el sol dan en la
cara. Pero en realidad, en esos cuadros, no estaba presente mi país.
Casi podría decir que eran paisajes "universales".
Hasta que un día aparecieron los horizontes, los cielos,
los soles. Y por primera vez sentí que pintaba a mi tierra
o por lo menos lo que es considerado el símbolo, la síntesis
de la Argentina: la pampa. Un paisaje casi único, donde el
sol se derrama, donde la llanura es infinita y el cielo se une con
el campo, de tal manera que el horizonte, aquella indefinible línea,
parece ser el fin, el precipicio absoluto, el lugar donde la tierra
acaba.
Entonces, estando
allí, si uno gira la cabeza en derredor, se siente el eje
de ese mundo. La soledad absoluta de esa planeidad, donde durante
horas puede no vislumbrarse ni hombre ni animal, me ha brindado
sin embargo la magia de sus cielos que nunca son estáticos
y de sus soles que se multiplican. Esos cielos y esos soles toman
entonces una importancia tascendental para el hombre, que es tan
silencioso y reconcentrado como la tierra que lo rodea. Ella pareciera
tragárselo, pero en realidad le abre sus entrañas,
se le entrega.
La pampa, sus
pastizales y sus interminables alambrados, atmósfera de soledad,
a veces apacible a veces inquietante. Ese es el paisaje que intuyo
más que conozco y que desde hace años quiero desentrañar
y revelar a los demás.
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OPINION IV -
EL ARTE ACTUAL Y LA PREVALENCIA DE LA IMAGEN
La secuencia arte-imagen-diseño-moda
El hecho de
que lo que antes llamábamos “artes plásticas”
ahora se identifique como “artes visuales”,
demuestra que a través del tiempo, lo visual, o sea la imagen,
ha desplazado a lo específicamente estético. De allí
que el "impacto visual" sea el fin que muchas veces se
persigue, a veces con tal obstinación, que el resultado va
en detrimento del arte mismo.
El más
importante factor del mencionado cambio es la imagen,
la que se está imponiendo por sobre el mismo concepto del
arte. Sin ninguna duda que el arte fue desde sus comienzos imagen.
Pero en sus inicios ésta se sostenía por razones
exclusivamente estéticas, y hoy lo es por razones de comunicación,
de transmisión de novedosas ideas y nuevos paradigmas.
Sea la imagen-estática o la imagen-movimiento,
en cualquiera de ellas, la imagen se impone en la realidad de
los hechos. Y de la mano de la imagen se deslizan y se entremezclan
el diseño y la moda. Así es como las nuevas galerías,
ahora identificadas con el término de “espacios”,
abarcan indiscriminadamente el arte, el diseño
y la moda, a lo que ahora se agrega la gastronomía.
Y ya superan en número a las galerías tradicionales.
De tal manera que el tema ha ido tan lejos como para ser tema
no de críticos de arte, sino de sociólogos.
Si en el
análisis que estamos planteando introducimos el tema belleza,
actual preocupación y motivo de discusión de muchos
críticos y artistas, vemos que complejo y dificultoso resulta
sacar a luz cada uno de esos factores y relacionarlos adecuadamente.
Desentrañar ese eslabonamiento parece inalcanzable. Es
como enfrentarse a un cuadro del Bosco y querer aprehenderlo en
su totalidad.
Desde otro
ángulo, pero en íntima conexión con todo
lo anterior, somos concientes de que vivimos en la era de la exaltación
de los sentidos, tal como lo predecía Nietzsche; y de todos
ellos el fundamental es la vista y su sostén, la imagen.
Esa exaltación de los sentidos se
ha volcado al arte. Así, la imagen en sus variantes
de contundente, masiva, descarnada, brutal, dulzona, inconsistente,
sexuada, etc, es un ingrediente casi infaltable en la producción
artística actual. De tal manera, mucho de lo que se pinta,
esculpe, pega, instala, digitaliza y sus ejecutores, los artistas,
son el reflejo de la sociedad que conformamos, y si todo ello
puede no parecer inquietante, es al menos confuso. Por otra parte
la denominación “arte contemporáneo”,
no define en absoluto y resulta extemporánea para clasificar
a lo que pretende ser novedoso u original. Por eso es grave que
en la actualidad, no haya genuinos movimientos artísticos,
escuelas, corrientes, o tendencias, o cualquiera de los “ismos”
que se sucedían años atrás, porque el “todo
vale” termina siendo solo mero entretenimiento.
El futuro
del arte es difícil de prever. Pero eso será motivo
de otro análisis, tal vez encarado desde el ángulo
de “el arte del futuro”.
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OPINION V -
EL ARTE DEL FUTURO
Todo intento
de evaluar el futuro, presenta la dificultad de entrar en el campo
de las predicciones y por lo tanto de trabajar con supuestos.
Está demás decir los peligros que ello implica.
Y ni que hablar si pretendemos introducirnos con esa intención
en el campo del arte, porque el punto de partida es observar lo
que hoy vemos como expresiones artísticas: un amplio abanico
de formas de expresión, que van mucho más allá
de todas las “tendencias”, “movimientos”,
“corrientes” y “escuelas” que nos inundaron
durante todo el siglo XX, hasta hace unos 10 años. En esta
circunstancia, entrever lo que vendrá en el campo artístico
puede sonar más que ilusorio, arriesgado. Sin embargo el
tema apasiona y vale la pena evaluar las posibilidades de las
formas y contenidos que tendrá en los tiempos por venir,
la expresión más elevada del ser humano.
El
arte del futuro tendrá como razón de ser el destinatario.
Esto que parecería una obviedad, no lo es, porque no estaríamos
considerando al ser humano como individuo, sino al mismo integrado
a un conjunto, perteneciente a un grupo social. A él le
estará dedicado todo lo que se elabore con las aún
desconocidas ideas, paradigmas y tecnologías. Porque el
arte será “masificado” en
forma tal como para alcanzar a muchos grupos humanos, con tremenda
inmediatez: el arte tendrá una escala de grandes
magnitudes en lo espacial y en lo numéricamente social.
El futuro
nos deparará renovadas filosofías y expresiones
artísticas paralelamente a como vayan cambiando las ideas,
las actitudes y los comportamientos de las personas. Creo en el
devenir de un arte con un alto poder comunicacional
de carácter masivo, a veces monumental y que se imbricará
principalmente con la arquitectura; que utilizará
la electrónica, la digitalización y otros medios
técnicos no completamente desarrollados y aún desconocidos.
Las perfomances a las que hemos asistido desde el ´60 en
nuestro medio, y bastante antes en Europa y EEUU, abarcando espacios
arquitectónicos, ámbitos y geografías y sociedades
diversas, se multiplicarán. El nudo de esas “intervenciones”,
tendrá un sentido fundamentalmente comunicacional, y lo
estético estará supeditado a ello.
La imagen
será, por supuesto, la gran dominadora. Si ya lo es en
la actualidad, podemos pensar en cuanto se multiplicará.
Siguiendo en esa línea, nos podemos imaginar desde volúmenes
arquitectónicos que conjuguen con imágenes y sonidos,
hasta proyecciones espaciales, con sonidos más que envolventes.
A esta altura dejo planteado el interrogante de lo que puede significar
la utilización de tales medios con fines no loables y en
forma encubierta.
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